En los momentos difíciles es cuando demostramos nuestra valía, quien la tenga, claro. No porque seamos como fuertes rocas que todo lo resisten, sino porque podemos sacar entre los restos de un hundimiento el hilo de fuerza necesaria para seguir adelante.
Allí donde unos sucumben y se dejan arrastrar, otros, doloridos y maltrechos, consiguen apenas ponerse de rodillas para mirar a su alrededor e intentar recomenzar. Ese pequeño pero importante gesto marca la diferencia.
Sobreponerse al dolor es más difícil que dejarse llevar por él, y también más doloroso.
Por Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario