¡Qué dura es nuestra vida!
Estrés laboral, síndrome posvacacional, compras compulsivas, vacaciones en Cádiz en vez de en el Caribe, salir perdiendo en la comparación económica con el vecino, semana laboral de cinco días, trauma por la muerte de una mascota ... son algunos de los graves problemas que necesitan apoyo psicológico y nos hacen sentir que nuestra vida es difícil y dura. Claro, nos comparamos con la cima de la pirámide de bienestar, en la que pensamos que el dinero lo arregla todo.
¿Cuántas personas de las que emigran de sus países por falta de expectativas, de un trabajo o de un futuro mínimamente estable o porque sus condiciones de vida no superan ni de lejos lo que aquí llamamos umbral de la pobreza, no desearían tener nuestros problemas, la dureza de nuestra vida?
Vivimos entre algodones, con vacaciones, derechos, trabajo, libertad ... pero consideramos que nuestra vida es dura por todo aquéllo que aún no tenemos. Y es que nos solemos medir más por lo que no tenemos que por lo que tenemos, por lo que no somos que por lo que somos. No decimos que eso sea ni bueno ni malo, eso cada uno sabrá, simplemente decimos que así somos.
Por Cástor y Pólux.
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