Hay un anuncio en la televisión nacional que ejemplifica perfectamente el uso abusivo que se hace de los niños en la publicidad, que a tenor de lo que veo, me parece que va en aumento.
En tal anuncio salen unos niños en relación con el producto anunciado. Los pequeños ríen y parecen estar pasándoselo muy bien. Al final, dada la peligrosidad del producto anunciado, se hace la advertencia de que éste ha de mantenerse fuera del alcance de los niños. ¡Vaya!, se usa a los niños para productos que nada tienen que ver directamente con ellos. Eso no debe asombrarnos porque es muy común. Lo que llama la atención del anuncio en cuestión en la manifiesta y abierta contradicción en que cae con su advertencia final.
Pero ninguna contradicción o falta de coherencia importa, por grave que sea, si el mensaje publicitario es interiorizado por el público al que se dirige.
Hay un organismo que dice vigilar por la veracidad y el buen hacer de la publicidad. La verdad es que su vigilancia creo que deja mucho que desear. Nos parece inmoral que un anuncio invite a correr mucho con un automóvil, que una señorita salga ligera de ropa innecesariamente para anunciar cualquier cosa o que publicite una bebida alcohólica, pero parece de lo más normal el uso indiscriminado de los niños y todo lo que representan para influir en nuestros hábitos de consumo. Parece que cualquier cosa vale, no sé por qué, entonces, tantos remilgos con unas y tan pocos con otras.
Por Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario